La historia detrás de Guerrerxs de Luz, mural realizado en la Feria Geek del Centro de Cultura Digital y el Museo Vivo de las Naciones Unidas por Ranchito artista queer emergente, es un claro ejemplo de cómo la creatividad colectiva puede enfrentar las violencias más oscuras. Lo que nació como un proceso tierno y comunitario, terminó siendo blanco de ataques transfóbicos y misóginos que dejaron en evidencia los pactos patriarcales que aún sostienen estas agresiones.

Un mural tejido con cariño y comunidad


La obra surgió del encuentro con comerciantes y personas que habitan la Estela de Luz. Fue un mural que no solo se pintó con colores, sino con preguntas, abrazos y energía comunitaria. Cada trazo fue un recordatorio de que el arte puede ser espacio de ternura y resistencia a la vez, un reflejo de la posibilidad de crear juntos sin miedo. Guerrerxs de Luz era, desde su nacimiento, un homenaje a la colectividad y a la capacidad de iluminar los rincones donde la violencia suele esconderse.

El odio disfrazado de “crítica social”


El 21 de agosto, justo cuando el mural estaba por concluirse, apareció cubierto con un tag. El autor, identificado como Fickor, no solo vandalizó la obra, sino que además se burló del acto con imágenes cargadas de transfobia y misoginia. El ataque no fue único: regresó dos veces más, dejando mensajes de odio disfrazados de “crítica social”. Una violencia que, lejos de generar diálogo, buscó silenciar y deslegitimar el esfuerzo colectivo que dio vida al mural.

Diálogo roto, pactos intactos


La respuesta del artista frente al primer ataque no fue venganza ni confrontación: pidió disculpas y reparación de daños. Incluso coordinó con el colectivo Panteon la posibilidad de una mesa de diálogo. Pero en lugar de palabras, lo que llegó fue más violencia. Esa negativa a dialogar revela un problema más grande: los pactos patriarcales que siguen protegiendo y normalizando estas agresiones, disfrazándolas de libertad de expresión cuando en realidad son actos de odio.

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El amor como única respuesta posible


Ante la violencia, el mensaje fue claro: no reproducir las mismas dinámicas. La decisión fue restaurar, volver a crear, llenar de luz lo que otros intentaron ensuciar. Guerrerxs de Luz es hoy más que un mural: es un manifiesto de que la libertad no se construye desde el odio, sino desde el amor y la colectividad. Como dijo su creadorx: “✨La libertad existe en el amor y la colectividad✨”.

El arte queer y comunitario no solo es estética, es política y es resistencia. Este mural, incluso vandalizado, sigue iluminando como símbolo de que la salvación está en seguir creando desde el respeto, la ternura y la fuerza colectiva.

Porque el odio puede rayar paredes, pero nunca podrá borrar la luz de quienes siguen pintando para todes. ¡Únete a las distintas activaciones y colaboraciones que esta obra tendrá próximamente y acabemos juntxs con las muestras de odio!

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