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Desde el minuto uno, Abotargada se revela como el reality que nadie vio venir, pero que absolutamente necesitábamos. Con una fórmula ya conocida (reto, pasarela, drama, lipsync), pero con un envoltorio literal y simbólicamente más grande, este primer episodio nos presenta un universo drag hecho de tela acolchonada, pelucas firmemente cosidas y mucho, mucho más fondo de lo que aparenta. Porque sí, es botarga, pero también es crítica, identidad y cultura pop contada desde otro cuerpo y otra narrativa.

La llegada de las drags de felpa: presentación con sátira y autenticidad

La conducción de Soy Marihuapa es, sin exagerar, un acierto absoluto. Carismática, chismosa y con un timing envidiable, la anfitriona introduce una a una a las participantes con un ritmo fresco, donde lo que podría caer en el ridículo encuentra un punto medio entre la sátira, la comedia y la calidez.

Las Abotargadas presentadas nos llevan de Cancún a Estados Unidos con todo y peluche: Misha Miau, Dulce Lopes, Sor Raymunda, Perrafa Piña Loka y Zorrita y Ya son nombres que, si no conoces aún, vas a querer corear en más de un show. Todas traen algo, pero lo que traen de más, y que marca la diferencia, es su claridad de personaje: sabes quién es cada una desde la primera toma, incluso detrás del anonimato del disfraz. Ahí está el twist que funciona.

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Del humor absurdo al corazón del conflicto

Aunque el programa es de bajo presupuesto —y ni lo esconde, ni lo maquilla—, su mayor valor es la edición: precisa, dinámica y con un storytelling claro que hace que el episodio se pase en un suspiro. Lo más interesante ocurre cuando el programa pone el dedo en la llaga: ¿Por qué el drag en botarga es subestimado? Las concursantes lo dicen sin tapujos: se nos dice que “no hacemos nada”, que no es lipsync “de verdad”, que esto no es drag. Y mientras lo dicen, nos están demostrando lo contrario.

El reto principal, “La Botarguita Trevi”, mostró que moverse, cantar y cautivar con capas de felpa no solo es posible, sino también feroz. Donde Mariana Esotérica y Crazy Dolls vinieron a darnos críticas poco afiladas pero bien acertadas.

Drama ligero, crítica pesada: lo que “Abotargada” pone sobre la mesa

El reality se ríe de sí mismo, pero no de las identidades que presenta. Y ese equilibrio lo convierte en algo valioso. El primer episodio de Abotargada es una apuesta, con identidad colectiva y con reglas propias. No hay eliminadas pero si una tabla de posiciones, ¿Por qué ahora ningún reality quiere eliminar a sus concursantes? Espero que lo vayamos descubriendo a lo largo del programa.

Conclusión: Sí, son botargas… y sí, es drag

Abotargada inicia como un chiste, pero termina como una declaración. Este primer episodio, sin pretensiones pero con mucho fondo, nos recuerda que el drag no tiene una sola forma, ni un solo cuerpo. Que también puede venir acolchonado, inflado y con cremallera en la espalda, pero con igual fuerza performática. Y si aún te parece raro, tal vez es momento de preguntarte por qué. Porque como lo dicen sus concursantes: el drag está en todas partes, incluso en donde tú no estás mirando.

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