Oslo Queen, “la bufona del draga y la reina de Puebla”, no es solo una competidora más, es una artista que vive el drag como una declaración de vida. Creación de Omar Quiroz, de 25 años, Oslo emergió de los escenarios digitales y los tutoriales de maquillaje hasta conquistar el escenario de La Más Draga 7, donde su autenticidad, humor y entrega encendieron el reflector sobre una nueva generación de talento drag mexicano.
Del aula al escenario: El drag también se estudia
Lo que muchxs no saben es que Oslo no solo representa su arte, sino una revolución educativa. Su historia está ligada a ARTEAC, la primera escuela en México que integra el drag en su plan de estudios. Desde el taller Dragstars School, esta institución en Puebla enseña desde el arte del tacón hasta la construcción del personaje, apostando por derribar tabúes y legitimar al drag como una forma de arte integral. Oslo fue parte clave de esa transformación: impartió clases de maquillaje como herramienta de expresión, demostrando que la brocha también puede ser un arma política y emocional.
TE PODRIA INTERESAR: Paty Piñata: la primera eliminada de La Más Draga 7
Del maquillaje a la memoria: Oslo como espejo de la resistencia
Oslo ha contado que el drag literalmente lo salvó. Desde los 16 años, encontró en los brillos y las pelucas una manera de reconciliarse con su identidad y canalizar su energía creativa sin miedo. Oslo Queen no nació del azar, sino de un proceso de autoconocimiento que la transformó en símbolo de visibilidad y orgullo. Aunque su paso por La Más Draga fue breve, su impacto no lo fue: se fue con la frente en alto, dejando claro que la autenticidad no se mide en episodios, sino en legado.
La reina que se queda en el corazón del público
Puebla tiene reina y la Dragversidad lo sabe. Oslo Queen quizá no se llevó la corona, pero sí el cariño de una comunidad que vio en ella algo más que un personaje: una maestra, una soñadora y una artista que enseña que el drag es, ante todo, un acto de amor propio.